Un año más, de treinta, nos disponemos a celebrar la creación de nuestro logro más valioso. Nos disponemos a eructar con frenesí y rabia, una vez más entre tantas, « viva la RASD » y a quien no le guste o le cause dentera la chirriante fonética de nuestras cuatro humildes letras o, incluso, que las perciba como grotescas por estar siempre embutidas en ese uniforme mayúsculo y hortera en forma de RASD, le digo, por decir algo típicamente nuestro -¡que se beba el agua del mar!- y si es la del Mar Muerto, más salero tendría el asunto…
Sin olvidar que hay gustos para todo, me gustaría hacer una pequeña reflexión, que no genuflexión, que es más bien menester de chinches, escarabajos peloteros y ¡cómo no! los ínclitos TPA, sobre estas cuatro letras tan odiadas y envidiadas por tanta gente ignorante de, e irreverente con, los derechos de todo un pueblo que no anhela más que vivir en paz y armonía con sus vecinos.
La « R », nuestra altanera « R », caprichosa y hasta dandi en su postura deferente y orgullosa de inaugurar tan sublime enfilación literaria, es la abanderada de palabras tan sugestivas como « realidad », tan desafiantes como « reto », tan serviciales como « ruta » y podría seguir dándole erre que erre hasta rabiar, pues bellas palabras introducidas por R las hay a raudales.
La « A », nuestra atlética « A », es de por sí toda una obra de « arte », un monumento desnudo al « amor », una mano « altruista »… es, sencillamente, la triple « a » de « añoranza » y la doble de « Aaiún ».
La « S » rasdiana es, ante todo, una ese furiosa y sin clavo, libre en su serpenteante destino y sencilla como ella misma. Es el vital resplandor de « sol », es el susurrante silencio de « saber » y el tranquilizador beso de « seguridad ».
La panzuda « D » final de nuestra querida RASD es lo más cercano a nosotros mismos, anchos en nuestra piel y tan panchos ante el destino que nos tocó y toca vivir que el mundo apenas nos toma en serio. Nos ve tan serenos, apaciguados y hasta felices, que nos considera afortunados por estar como estamos. Nos « destierra » de sus asuntos importantes (y allí va nuestro segundo destierro), « desvirtúa » nuestra realidad considerándola idílica para la poca cosa que somos… sin olvidar a quienes querrían « diezmarnos » (¿todavía más de lo que ya estamos?). Del toma y daca de las negociaciones, que para nosotros ha sido un martilleante daca, daca, daca, prefiero hacer la vista gorda y darme por no aludido… que si no, uno revienta y lo chamusca todo.
Y en fin, al menos hemos resistido cinco largos lustros sin falla ni grieta en el grueso de nuestras filas y eso, sinceramente, se agradece. Dios nos salve de genuflexiones, besamanos y postraciones…
Bueno, sólo me queda dar la enhorabuena a todos por los treinta años de perseverancia, convicción y valentía ante tantos años de vacas flacas, traiciones y despropósitos, sin olvidar las últimas lluvias y espero que, si fuere necesario, nuestro aguante nos dé para mil aniversarios más.
¡Ah! Imagino que muchos se preguntarán qué mierda significa lo de TPA y, efectivamente, significa una mierda, pues es el acrónimo de Tránsfugas Pedorros Activos.
27/02/06 L.Haidar
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