Para anunciar la llegada del Enviado Personal de la ONU para el Sáhara Occidental, Christopher Ross, el comunicado emitido por la MAP se parecía más a aviso fúnebre que a otra cosa. El recibimiento que le fue dispensado no fue mas caluroso. Ni el Rey de Marruecos, ni su primer ministro se han dignado recibirlo.
En su recepción, estaba el ministro de Asuntos Exteriores, Mezouar, acompañado por una ministro originaria de Legsabi, de la región de Guelmim (sur de Marruecos) y cuyo padre era cónsul marroquí en Nouadhibou en la década de los 1980 .
Según el periódico marroquí Alifpost, Marruecos, limitando sus encuentros al Ministro de Asuntos Exteriores, quiso restar importancia a la visita del enviado de la ONU que se suponía es crucial para pasar a una nueva etapa en la búsqueda de una solución al conflicto.
« Esta minimización por Marruecos de la visita de Ross a Rabat puede considerarse como una negativa previa a las propuestas que el enviado de la ONU aporta sobre las futuras fórmulas para las negociaciones directas con el Frente Polisario », agregó el periódico.
Desde su nombramiento como responsable del asunto del Sahara Occidental, Ross busca, según sus declaraciones, » una solución justa, duradera y mutuamente aceptable basada en el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación, de conformidad con las resoluciones de la ONU « . Marruecos retiró su confianza al diplomático estadounidense antes de ser forzado a aceptarlo de nuevo bajo presión de la comunidad internacional.