MADRID, 7 Ene. (EUROPA PRESS) – El presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), Mohamed Abdelaziz, ha sostenido este lunes que el Gobierno de Marruecos « obstaculiza » los esfuerzos del enviado personal de la Secretaría General de Naciones Unidas para Sáhara Occidental, Christopher Ross, en la resolución del conflicto.
Así, ha recordado que Rabat retiró su confianza a Ross y ha manifestado que las políticas marroquíes respecto a Sáhara Occidental « han fracasado » y « han provocado que el país cada vez esté más aislado en el plano internacional », según ha informado la agencia oficial saharaui de noticias, SPS.
Abdelaziz ha indicado además que « los actores de la política internacional han cambiado su postura en torno al conflicto, de una posición de apoyo a Marruecos a otra neutral y de búsqueda de una salida pacífica al contencioso », citando concretamente a Estados Unidos como ejemplo de este cambio.
« Este cambio es similar a lo que ocurrió con el Congreso Nacional Africano (de Sudáfrica), que fue considerado como una organización terrorista y sus líderes fueron encarcelados y sus bases atacadas en medio de un silencio y una complicidad internacional », ha apuntado.
« Las cosas cambiaron y las posiciones evolucionaron para que la lucha del Congreso Nacional Africano cosechara simpatía y aprecio y para que su líder, Nelson Mandela, se convirtiera en un modelo y un icono mundial », ha remachado Abdelaziz.
Por otra parte, el presidente saharaui ha pedido a la Unión Europea (UE) que reconsidere el acuerdo de pesca firmado con Marruecos, que incluye las aguas territoriales de Sáhara Occidental, tildándolo de « ilegal ». Así, ha sostenido que « respalda la ocupación y el saqueo de los recursos naturales saharauis ».
El nuevo acuerdo salva con el voto de este martes (310 voces a favor, 204 en contra y 49 abstenciones) el último escollo para su entrada en vigor, aunque los Veintiocho y el Parlamento marroquí tienen que dar formalmente luz verde para que los barcos europeos puedan retomar su actividad en la región, tras dos años apartados de la zona por la oposición de la Eurocámara al convenio anterior.
La antigua colonia española había reclamado que sus aguas fueran excluidas del acuerdo porque no reconoce el derecho de Rabat a gestionar sus recursos, pero Bruselas y los 28 dan por bueno que se mantengan, a cambio de una cláusula que prevé la suspensión del convenio si se vulneran derechos fundamentales.