Países tan lejanos entre sí como Marruecos, Turquía y México, comparten una historia como países de tránsito de los flujos migratorios que buscan llegar a naciones desarrolladas, como Estados Unidos, Alemania o España.
Las primeras tres naciones enfrentan el endurecimiento de las políticas migratorias de los países más ricos, al igual que los peligros que deben encarar los migrantes. Grupos de la delincuencia organizada o la necesidad de cambiar las rutas tradicionales de la migración hacia territorios cada vez más hostiles, hacen que ese flujo de trabajadores en busca de mejores opciones de vida que las que les ofrecen sus países de origen, opten por quedarse en esos países de tránsito.
De acuerdo con un estudio del Instituto de Política Migratoria de Estados Unidos –uno de los principales grupos no gubernamentales de análisis del fenómeno migratorio en el mundo- “la naciente clase media en varios países de ingresos medios fuertemente creciente, junto con la más estricta aplicación de políticas antinmigrantes en la frontera en muchos destinos de inmigración establecida, están reestructurando el paisaje de migración”.
El análisis señala que México y Turquía han aumentado su ingreso nacional bruto per cápita (PNB) más del doble en los últimos diez años y junto con el aumento de ingresos, se incrementa la demanda de mano de obra inmigrante para servicios de limpieza o cuidando de personas y más ampliamente, para el trabajo estacional, como sucede en la frontera de México con Guatemala.
Esto se refleja en el hecho de que la población extranjera en México ha crecido 6 por ciento anualmente, desde el año 2000. Mientras que en Turquía, este crecimiento de población no nativa es de 3 por ciento cada año.
Ambas naciones, añade el estudio, han reconocido la necesidad de una gestión más integral de la movilidad y sus gobiernos han comenzado a tomar medidas para poner en marcha nuevas prospectivas y marcos legales para regular la inmigración. En abril del de 2013, Turquía adoptó una nueva ley sobre protección internacional, como un “cambio comprensivo” para gestionar la migración.
La ley no sólo establece los procedimientos para la concesión de visados y protección internacional, también establece una nueva Dirección General de gestión de la migración dentro del Ministerio del Interior con autoridad para aplicar la nueva ley. “Lo más importante, la ley crea una tabla de políticas de migración que reúne a los subsecretarios de los ministerios pertinentes y el Director General de gestión de la migración para monitorear la implementación de la política migratoria y desarrollar nuevas estrategias y procedimientos a través de legislación secundaria”.
Así, se determina además el número de trabajadores extranjeros que necesita anualmente por el mercado laboral turco, en coordinación con organizaciones no gubernamentales, universidades, organizaciones internacionales y los gobiernos locales.
México también ha tomado medidas para crear un marco más amplio de la gobernanza de la migración. En 2011, el Congreso mexicano aprobó por unanimidad una ley que busca desarrollar una política de migración que, entre otras cosas, respeta los derechos humanos de los migrantes, facilita el movimiento internacional de personas, satisface necesidades laborales del país, garantiza la igualdad entre mexicanos nativos e inmigrantes y facilita el retorno y la reintegración de los emigrantes mexicanos.
Mientras tanto, en Marruecos se ha presentado un plan para legalizar a entre 25 mil y 40 mil inmigrantes irregulares. Pretende regularizar su situación migratoria sobre una base caso por caso.
La Jornada En Linea, 25 Dic 2013