Al otro lado del muro marroquí

No hay una buena conversación entre saharuis si no se comparte un té. Por eso, Hadad Sehatu, de 27 años, comienza a calentar el agua, mientras comparte sus vivencias en el Sahara ocupado.
Hadad consiguió cruzar el muro militar que separa y divide el Sahara Occidental huyendo de una cadena perpetua por activismo por los derechos de sus compatriotas. Ahora vive en los campamentos de Tinduf en Argelia, donde durante 30 años, una gran parte del pueblo saharaui ha vivido en el exilio, junto a su gobierno, el Frente Polisario.
De algún modo, ha tenido suerte, ya que es uno de los pocos jóvenes que a este lado del muro ha vivido y conocido su país. Para muchos saharauis, su experiencia se limita a visionarlo con google earth.
Conversamos sobre sus experiencias, las condiciones de vida en las que se ven obligados a vivir, el salafismo y de cómo se hace activismo en un lugar en el que por mostrar la bandera saharaui puedes acabar en la cárcel.
Protestas en el campamento de refugiados de Tinduf
VICE: Explícanos cómo es el activismo en los territorios ocupados. ¿Cómo se hace activismo en un lugar donde gritar a favor del Sahara Occidental está penado con la cárcel?
Hadad Sehatu: Lo asumes desde el principio. Sabes que acabarás en la cárcel algún día, tarde o temprano. Y que te torturarán por ello, pero la cárcel no es lo mismo que morir. Se asume. Por sacar una bandera, puedes pasar hasta seis meses, o por escribir en un muro, hasta un año. A los últimos presos, acusados de participar en manifestaciones tras Gdeim Izik es han condenado a cadena perpetua…
Fotos de una cámara que alguien consiguió meter en la cárcel negra de el Aaiún
¿Cómo es el paso por la cárcel? ¿Cuáles son las condiciones?
La primera vez que me detuvieron fue con 16 años, por participar en una manifestación. El primer día te pegan. El segundo también te pegan, y charlan contigo para ver a quién conoces o qué sabes. El tercer día te pegan y te dan una declaración autoinculpatoria para firmarla. Si firmas, te dejan de pegar, y vas adentro por un tiempo. Si no firmas, te pegarán mas, pero puedes acabar saliendo. La primera vez me pegaron hasta cansarse, pero acabé saliendo.
La última vez, vinieron a buscarme tras una manifestación, y como no me encontraron, se llevaron a uno de mis hermanos y le dijeron a mi madre que debía aparecer en tres días. Me estuvieron torturando durante unos 10 días para después soltarme en medio del desierto a 15km de el Aaiún.
Si te condenan a cadena perpetua, la familia puede visitarte una vez al mes, pero tienen que viajar hasta la cárcel de Salé, a pocos kilómetros de Rabat, la capital de Marruecos. Además, si en la cárcel haces algún tipo de resistencia como una huelga de hambre o tienes marcas de torturas, prohíben las visitas a la familia. Se desplazan para estar sólo unos minutos con el encarcelado y ni siquiera es seguro que lo logren ver o estar con él.
Cárcel negra de el Aaiún
¿Cómo es la vida con los colonos marroquíes en las zonas ocupadas? ¿Existe trato con ellos o hay dos comunidades divididas?
Los colonos están en el Sahara Occidental para buscarse la vida, te lo dicen ellos. Tienen comida, gasolina… subvencionadas por el Rey. No existe mucho contacto. En ocasiones, si hay muchos saharauis manifestándose y la propia policía no puede controlarlo, lo que hacen es llamar a los colonos para que participen en la represión y logren acabar con ella. Muchas veces incluso con cuchillos y porras. La policía señala propiedades o casas de saharauis, y ellos las destrozan, con la policía mirando al lado.
El índice de paro entre los saharauis es muy alto, y fue uno de los detonantes de Gdeim Izik.
Es que sólo puede trabajar un hijo de cada familia. El gobierno marroquí es dueño de los fosfatos, de los huertos, del pescado… No nos dejan y además no podemos hacer un trabajo especializado. ¿Dónde vamos a encontrar trabajo? Tienes que marcharte en una patera y morir en el mar para poder encontrar un trabajo en Canarias…
Protestas en los campamentos en Tinduf
Aminatu Haidar dijo hace poco en una entrevista que les cuesta mucho contener a los jóvenes e insistir en que la lucha tiene que ser pacífica. ¿Qué opinas de esto?
Por ahora vamos haciendo manifestaciones pacíficas, pero no creo que esto aguante mucho tiempo más. Después de sufrir las torturas, la represión… creo que esto puede acabar mal con el tiempo.
¿Qué sientes cuando ves por Al Jazeera  que en Túnez o en Egipto se derriban dictadores a base de la lucha de los jóvenes?
Te da ánimos, si ellos han podido hacerlo, es que nosotros también podemos hacerlo algún día. De tanto apretar, algún día explotará todo. Puede que ocurra otro Gdeim Izik, otra intifada como la del 2005…
¿Crees que los saharauis descontentos con la marcha del proceso pueden sentirse tentados a unirse al salafismo? ¿Puede haber algún tipo de contagio?
Tenemos muy clara cuál es nuestra idea: la libertad para el Sahara. Y punto. Nosotros pasamos de los barbudos, la idea no es la misma en absoluto. Nuestra manera de luchar es diferente. Además, los barbudos están locos, sólo hablan de religión. El único problema que tenemos es con el gobierno de Marruecos. Los salafistas tienen problemas con todos, ellos matan a todo el mundo.
Modelo del muro marroquí, la frontera militarizada más larga del mundo
Explícanos cómo fue tu huída de los territorios ocupados.
Obligaron a mi familia a permanecer en casa debido a mi activismo. Fue como un arresto domiciliario. Les dijeron que si volvían a cogerme, iría a la cárcel de por vida. Durante un mes, la policía estuvo al lado de mi casa, siguiendo a mis familiares, acosándolos, deteniéndolos…
El único remedio que te queda, es escapar de allí. Y para eso, hay que salir del muro. Existen zonas en el muro, utilizadas por contrabandistas que sobornan a los militares marroquíes. Nosotros utilizamos esas rutas. Después tienes que esquivar las minas, pero en eso, tan solo Alah te puede ayudar.
Salimos huyendo cinco personas, pero tras tres días de marcha y pasar el muro, uno de los del grupo pisó una mina. Lo estuvimos arrastrando con la pierna amputada y graves heridas en todo el cuerpo, hasta que horas después, una patrulla del Polisario nos encontró, y nos llevó hasta un hospital.

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