Ratas, hacinamiento, desnutrición, el infierno de las cárceles de Marruecos

Según el último informe de Amnistia Internacional y los datos oficiales del Ministerio de Exteriores de España, Marruecos es el país que alberga un mayor número de presos españoles detenidos por drogas, seguido de Perú y Brasil. El organismo internacional ha denunciado en múltiples ocasiones las condiciones de hacinamiento y de insalubridad de las cárceles marroquies y sobre todo de los sobornos y el trato que reciben los reos.
Más de la mitad de los internos españoles cumplen condena en la prisión de Tánger, una cárcel en la que los reclusos viven hacinados, con falta de higiene y sin acceso al agua caliente, según Amnistia Internacional y Asochofer, la asociación que agrupa a conductores y camioneros, uno de los sectores con más integrantes en las cárceles de Marruecos acusados de traficar con drogas. 
El centro, conocido como Satfilage, cuenta con el doble de reclusos de lo que su capacidad permite. Tras él, se sitúan por número de españóles encarcelados, la cárcel de Tetúan, al norte del país; la prisión de Nador; Casablanca; la cárcel de Rabat, y la prisión de Agadir.
Una pequeña parte de los condenados españoles han sido detenidos por contrabando, por robo o por estafa. Asimismo, las autoridades marroquíes acusan a otra minoría de delitos de falsificación y violación. Otro grupo se encuentra apresado en el Reino alauí por varias infracciones, relacionadas éstas con la estancia ilegal en el país, con extorsiones o con la seguridad vial.
Los funcionarios del consulado visitan, al menos una vez al mes, a los presos españoles, quienes también reciben semanalmente, por orden de la delegación diplomática, un paquete de alimentos y medicinas. Asimismo, los reclusos perciben una dotación mensual de 120 euros y un tratamiento médico especial, en el caso de que el detenido lo requiera.
Amnistía Internacional ha venido denunciando, en sus últimos informes, el aumento de las torturas y los malos tratos que sufren los internos, no ya sólo durante su estancia en prisión, sino también en los interrogatorios policiales.
Tras los atentados de Casablanca, el Reino alauí adoptó una nueva Ley antiterrorista y, según pudo saber la Asociación pro Derechos Humanos, se produjo un “incremento notable” de las denuncias de malos tratos ante la “pasividad” de las autoridades del país vecino. Por su parte, Asochofer recogió, durante este año, una serie de misivas, enviadas por un grupo de reclusas españolas, en las que denunciaban el hacinamiento y las condiciones de las celdas en la prisión de Tánger. 
Y es que en las cárceles de Marruecos tanto los presos españoles como del resto de nacionalidades viven en condiciones totalmente infrahumanas, sufren continuas vulneraciones de sus derechos y libertades fundamentales, no se respeta la presunción de inocencia, se hace un excesivo abuso de la prisión preventiva, explica Miguel Plata desde Plataforma Presos Marruecos
Señala que los reos viven hacinados en una celda de 10 metros caudrados en las que pueden vivir hasta 20 personas. Otro de los problemas que más han denunciado los presos es la mala calidad de la comida que repercute en la salud de los reos. Denuncia que a todas las vejaciones físicas hay que añadir los problemas psicológicos de los presos.
Sobornos, ratas, cucarachas…
Los testimonios de los españoles que han pasado por las cárceles de Marruecos son terroríficos. En una entrevista la cadena SER un preso narraba desde la prisión de Tanger que cada celda, de unos 12 metros cuadrados, alberga a unas 30 personas. « Dormimos hacinados, sin camas ni mantas, está todo lleno de ratas y cucarachas ».
Anualmente, el Rey de Marruecos concede más de un centenar de indultos coincidiendo con el fin del Ramadán. Uno de los afortunados fue un avilesino, José Ángel Ruiz, que estuvo encarcelado por tráfico de hachís. Fue puesto en libertad hace tres años y recuerda que « había veinte camas para 40 presos, si querías una tenías que pagar 400 euros.Muchos sólo estaban mal de la cabeza; más que una prisión era un manicomio ». El asturiano detalla que comían en la celda y los cacharros se levaban en el agujero que hacía de retrete.
Lo que se ve en las prisiones de Marruecos es muy duro, según las asociaciones que intentan ayudar a los españoles y los propios testimonios de los reclusos. Cuentan que la mayoría de los presos tienen cortes por todo el cuerpo, no por agresiones, sino porque se autolesionan. Muchos tienen problemas mentales y en el patio se desnudaban o se despiojaban los genitales.
Fidel, uno de los presos indultados por Mohamed VI, contaba a El País que las condiciones eran pésimas: “Cuando lo pienso me dan ganas de llorar. Tienes miedo todo el tiempo, porque mezclaban a gente que, agobiada por la vida, había traficado con algo de hachís, con gente que había matado, con hombres que estaban locos….Allí la gente es muy agresiva. Los presos antiguos te amenazan continuamente: ‘Si no me das tabaco, te rajo’. ‘Si no me das dinero, te rajo o te quemo cuando duermas’. 20 personas en 11 metros cuadrados, durmiendo en el suelo, como sardinas, sobre una manta. Un cuarto de baño que es un agujero en el suelo del que salen ratas y de todo », detalla.
En huelga de hambre
Uno de los españoles indultados el pasado 30 de julio por el rey de Marruecos, Mohamed VI, estuvo en huelga de hambre en la cárcel y otro era reclamado por un comité europeo de familias de presos que denunciaban las condiciones en las que se encontraban en los centros penitenciarios del país magrebí.
En la lista de los 18 reclusos para los que las autoridades españolas pedían el indulto, figura Manuel C. J., que en 2006 hizo una huelga de hambre junto a otros dos presos españoles. Pretendían denunciar así las condiciones en las que vivían en una cárcel de Tánger y protestar por la situación de abandono en la que, a su juicio, les había dejado el consulado español. Además, pedían ser trasladados a España para terminar de cumplir aquí su condena.
Ricardo B. S., incluido en la misma lista que Manuel C. J., fue uno de los numerosos reclusos para los que el Comité de Familias de Presos Europeos en Prisiones Marroquíes hizo un llamamiento de ayuda en noviembre de 2012. El comité señaló entonces que la mayoría vivían en « condiciones inhumanas », que varios de ellos eran inocentes y que algunos habían sido torturados.
De los 48 presos españoles que fueron indultados por Mohamed VI, 30 debían haber sido trasladados a España para terminar de cumplir su pena. Sin embargo, finalmente todos fueron puestos en libertad. En estas listas hay dos mujeres, cinco españoles de origen marroquí, diez marroquíes nacionalizados españoles, un español nacionalizado tunecino y un español de origen iraquí. Este último es Daniel Galván Viña, el pederasta cuyo indulto acabó siendo revocado por el monarca a raíz de las protestas en Marruecos.

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